Modo blanco para
mejor apreciación. ♡

Eijiro Kirishima es el tipo de novio que . . .

-Quiere un montón de hijos porque le encanta jugar con ellos.

Escenario; fluff!

Eijiro se encontraba fuera de la casa que compartía con su esposa y sus amados hijos, aseando el carro familiar ya que desde que lo había adquirido nunca lo había limpiado como correspondía, y una lluvia pasajera no era suficiente.

Y mientras volvía a echar un balde de agua fría para terminar al fin con su deber, recordó lo de hace unos momentos, quizás inolvidables a largo plazo.

[...]

—Bebé, voy a lavar el carro. —Dijo este, acercándose por detrás, abrazandola de la cintura como de costumbre.

—Ok, no tardes, ya casi termino de hacer la comida. —Respondiste sin más, sin dejar de picar la cebolla que lagrimeaba tus ojos.

—Ok.

Depositó un suave beso en tu cuello, cosa que te hizo reír por la sensación cosquilluda.

Y dentro de un corto tiempo ya se hallaba lavando el carro, pasandole un trapo con jabón.

Realmente estaba muy sucio, incluso en las llantas permanecía  esa bestialidad de truño de perro que una vez conduciendo piso con el carro, y luego insultó al aire, siendo seguido por su esposa que lo acalló enseguida. Sus tres hijos estaban atrás, en los asientos traseros, y no permitiría que aprendieran que decir "puta madre" es algo normal.

—Mami... —Dijo la pequeña de la familia, jalandote de la blusa larga que traías y no te hacía notar el corto short.

—¿Sí, cielo? —Respondes apacible, dedicándole una corta mirada.

—¿Dónde está papá?

Preguntó la nena, mientras sostenía una de sus tantas barbies para nada baratas que solía comprarle a menudo Yaoyorozu al ser la madrina.

—Afuera. —Volviste a responderle, cariñosamente. —¿Por qué? ¿Necesitas algo? —Le cuestionabas, mientras aún continuabas cocinando.

—No, nada, es que le queyia decir si quieye jugar a las babis conmigo... —Responde la menor, algo decepcionada en su expresión.

Su madre; la primera y mejor candidata para jugar a las barbies, estaba ocupada cocinando. Su hermano prefería jugar con su pequeña cocina favorable. Su otro hermano jugaba videojuegos en la tele y su padre estaba afuera haciendo quién sabe qué.

Eso era muy injusto.

Las barbies se juegan de a dos, y su madrina no es una opción porque está afuera del país de vacaciones con su esposo en Cancún.

—¿Y tus hermanos no quieren jugar contigo? —Cuestionas, desconocida de la situación.

—No. —Sacude su cabeza en ambos lados con un puchero.

La mujer piensa, inexpresiva, y prosigues en su labor.

—Ve con tu papi. Mira si le puedes ayudar en algo. Él ahorita está lavando el carro.

La niña sonrió.

—Oh, voy a ved. —Dijo en respuesta, más animada.

La pequeña de cabello azabache salió de casa, encontrandose a su papá como bien había dicho ya su madre, lavando el vehículo mugroso que tenían.

—Yo también quiero...

Pensó.

—¡Hola papi! —Corrió a abrazar a su progenitor hasta donde podía.

Era muy pequeñita, tan solo le alcanzaba los muslos.

—Hola pequeñita. —Sacude con cuidado su cabello, no quería dañar el bonito peinado de dos colitas que le había hecho su mami.

—¿Puedo ayudate a lavad el cayo? —Cuestionó, posando su barbilla en la pierna del mayor y así él poder apreciar su carita de cachorrita.

Algo que sacó de él mismo.

—¡Ayyy! cariño, me encantaría, pero esto esta muy sucio para que me ayudes, además que te vas a mojar... —Respondió, algo triste al verle cambiar la fachada a su niña.

—Hmm... ¡Por fiiis! —Volvía a insistir, dando pequeños saltitos y jalandole de la pantaloneta.

Se lo pensó. —¡Ya sé! ¿por qué no lavas tu carrito? ¿hm? —Dijo este, sonriendo.

Y no parecía una mala idea.

—¡Siii! ¡ok!

Y así como había venido, se fue.

Minutos después se acercaba la menor arrastrando su carrito al patio.

—Papi, ¿puedes botad agua? a mi cayo. —Señalaba esta a su vehículo rosa con calcomanías de Hello Kitty.

—Claro cielo.

Y así, ambos cumplieron con su trabajo.

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-la nena uwu. Posiblemente haga un reedibujo de ella.